Cortijo Los Malenos, punto de partida y retorno
Después de un invierno más o menos crudo y un último azote de lluvias cargado de calima, llegan los días largos y templados de la primavera, paisajes soleados esplendorosos de verdor en todas sus tonalidades, un cielo limpio y azul durante el día y colmado de estrellas en la noche que invita a disfrutar de la tranquilidad y los sonidos de la naturaleza que nos ofrece este rincón paradisíaco.
Las rutas en bicicleta o a píe toman ahora el protagonismo, senderos poco concurridos y plagados de rincones de gran belleza nos llevan por extensos campos de frutales que desembocan en una rambla seca donde nos espera un magnífico olivo milenario pidiendo un abrazo en el que te entrega toda la energía acumulada en sus muchos años de vida.
Playas y calas de arena y roca esculpidas por el tiempo, formando paredes blancas y refulgentes, inesperadas pozas de aguas cristalinas y alejadas de aglomeraciones nos invitan a un baño de sol y alguna que otra zambullida.
Los pueblos blancos retoman perezosamente su actividad con una sonrisa, las terrazas se visten de colores y alegría para recibir a propios y visitantes con una bebida fresquita y una tapa de la zona, porque saben que el paladar está íntimamente ligado a la memoria, a los recuerdos.
En Cortijo Los Malenos, te ofrecemos la oportunidad de ese descanso ideal al final de un día de pequeñas o grandes aventuras, en un entorno relajante y cuidado con mimo hasta el último detalle para que esta desconexión de primavera te haga salir como una mariposa de su corsé invernal y disfrutar de uno de los momentos más bellos del año en el Cabo de Gata.
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